jueves, 27 de febrero de 2014

¿Tu sonrisa es verdadera?

Hoy fue un día raro.
Hoy fue un día que realmente yo deseaba alargar y hacer algo de provecho.
Comí. Aunque realmente ese no es el problema. Estoy tan perdida en tantos reproches mentales que ya la comida no fue el punto inminente en estos días. Más bien hay otros, no sé si sean graves, pero están ahí metidos en alguna neurona de mi cerebro.

Siente un vacío, un vacío que se hace más y más grande. Es un vacío interno. No sé como pueda llenar ese vacío. Lo siento desde que recuerdo. No hay nada que lo pueda llenar. Ni las palabras de apoyo de mi mejor amiga, ni los abrazos ni besos de mi mejor amigo. No pude llenarlo porque yo aún no me he atrevido a intentar llenarlo por mi misma.

Hay días en los que despierto tan acongojada y débil, tan triste y sumida en un sentimiento tan adverso y pérfido. En el colegio hay un chico que me pregunto hace unos días:


- ¿Tu sonrisa es verdadera?

Estuve meditando y analizando su pregunta, y las expresiones de su rostro cuando se refería a mi. Largo rato, después de múltiples conclusiones, pude entender sólo un poco lo que quería decir con su pregunta. Fue extraño. Me mira con una sonrisa burlona pero sin embargo, algo dentro de mí me dice, me proyecta sin ningún error: 

'Le importas'.

Le importo a las personas. Pero yo no me doy cuenta. Y sinceramente no quiero serlo. No quiero a nadie en mi vida....  Por que tal vez me da miedo.




Estoy escribiendo algo, no sé si sea un cuento o relato corto, no sé (suelo escribir sin tener un fin en especial, sólo escribo) pero releyendo el inicio vi esto, que sencillamente no recuerdo haberlo escrito:

"Así es la verdadera vida que llevo, vacía y solitaria, por las mañanas me levanto con una leve esperanza de encontrar algo, sólo algo que valga la pena llevar sobre los hombros"

miércoles, 26 de febrero de 2014

Muchas personas no saben lo que es realmente estar en el cuerpo de una que padece algún trastorno alimenticio. Me he topado con chicas (algunas conocidas) que comienzan a subir fotografías de chicas hermosas y delgadas a sus redes sociales, comentando que pronto ellas estarán así, que lo lograran… bien, es irrelevantemente bueno, pero enseguida… “Lo hago por él”… ¿Qué? ¿Acaso tu novio o pretendiente te pidió que te matarás de hambre? Me parece estúpido e inmaduro.

Yo no sé si padezca un Trastorno alimenticio... aunque mis actitudes, expresiones y emociones sobre todo ese ambiente (comida) me lleva a pensar que tal vez si lo padezca. Y, por lo que pienso y sé, una chica que de verdad desea seguir este “mundo” no debe exhibirse de esta manera, es estúpido de verdad. No sabe lo que es estar metida en un cuerpo que no le gusta, en un cuerpo que sólo le causa asco y remordimiento; no tiene idea de cómo es soportar cada día con miedo a aquello que es la causa de sus “problemas”: La comida. Cada día sufro, cada día me duele… La comida es el apéndice de mi estado de ánimo diario. Me siento sola, atrapada y vacía. Cada día lucho para no comer eso ni aquello, peleo para tener un rato para hacer ejercicio hasta el cansancio... 




Los estereotipos que nos inculca la sociedad son los culpables de nuestra ingenuidad, de nuestra manera de pensar sobre lo que es bello o feo. Yo diría que ese es el problema.  Ser delgado a veces no te hace ni más ni menos atractivo, pero ¿quién le explica a la sociedad esto? ¡Nadie! ¿Por qué? Simple y sencillamente porque nadie lo entiende aún. Pero, sabiendo esto, hablando sobre esto, ¿por qué no me alejo de este mundo tan lleno de soledad y pesares, dónde la comida y el ejercicio es el primer punto importante del día? Bien, simple: Porque mi mente ya está atrapada, y ¿sabes algo? No quiero que me deje. Aunque sé que tampoco me querrá dejar ir si lo pido. 

martes, 25 de febrero de 2014

¿Cómo ser feliz?

No soy una persona muy interesante pero  estoy rodeada de historias y crónicas a mi corta edad. No soy muy inteligente pero soy muy hábil para mentir. Soy desconfiada con todo el mundo pero lo oculto de la manera más amable. 

A los 11 años comencé a cortarme  los brazos, a llorar silenciosamente por las noches con el rostro hundido en la almohada, a odiar a todo el mundo y a desear incansablemente morir… A los 14 años me comenzó a dar miedo la comida y sus calorías.  A los 15 años conocí a dos “princesas” llamadas ‘Ana y Mia’. Ellas me enseñaron que nada valía la pena si seguía siendo “obesa”.

Soy inmadura, no se controlar mis acciones y mis emociones. Me da miedo comer y beber, mi reflejo en el espejo es una tenebrosa y vil imagen de una distorsionada realidad.

Mi nombre es Rachel y este, desde hoy, será mi blog… El primero, porque necesito hablar… Y a veces las palabras escritas duelen menos que todo lo demás.